«Trabajar EN casa» no es «Trabajar DESDE casa»

Si la situación actual te está obligando a trabajar desde casa, ya te habrás dado cuenta de que te enfrentas a una situación complicada y necesitas nuevos hábitos y herramientas para mantener la productividad.

Casi toda la información que puedas encontrar está redactada a base de copiar y pegar ideas más o menos válidas de artículos y libros escritos ANTES de la situación actual. Pero todo ha cambiado.

Quizá estés recibiendo información muy confusa sobre cómo sobrevivir en esta situación, y la estés leyendo en un rincón infame de tu casa, en una silla de cocina, mientras unos niños gritan a tu alrededor y te están llamando por teléfono porque no has entregado eso que tenías que entregar.

Aunque tu empresa tenga experiencia en trabajar en remoto, te animo a seguir leyendo para entender la situación en la que se encuentran muchos de tus clientes y proveedores. La empatía es fundamental. La crisis pasará, y todos recordaremos cómo hemos sido tratados por los demás.

Este artículo es el primero de una serie dedicada al «teletrabajo por obligación»:

  1. «Trabajar EN casa» no es «Trabajar DESDE casa»
  2. Teletrabajos forzados: el horario laboral
  3. Teletrabajos forzados: el móvil y la voz
  4. Teletrabajos forzados: aplicaciones para el móvil
  5. Teletrabajos forzados: el ordenador (1)
  6. Teletrabajos forzados: el ordenador (2) La seguridad
  7. Teletrabajos forzados: redes e internet
  8. Teletrabajos forzados: servicios en la nube

Las confusiones habituales

Los principales errores que estoy encontrando por todas partes son:

  • Confundir el «trabajo EN casa» con el «trabajo DESDE casa».
  • No darse cuenta de que la forma de teletrabajar de hace un mes NO es la forma de teletrabajar actual.

Seguramente estarás buscando ideas, consejos, soluciones e inspiración para hacer tu trabajo lo mejor posible. Te animo a hacerlo, pero todo lo que leas analízalo teniendo en cuenta las diferencias que hay entre:

  • El trabajo EN casa.
  • El trabajo DESDE casa.
  • El trabajo DESDE casa POR CULPA DEL PUÑETERO VIRUS.
  • Equipos internacionales, multiculturales y multidisciplinares.
  • Empresas deslocalizadas.
  • El trabajo nómada.
  • El trabajo desde… ¡pero qué me estás contando!

Quizá tengas la tentación de leer solamente el bloque que te interesa. ¡No lo hagas! Insisto: tienes que tener en cuenta en qué situación están los demás.

El trabajo EN casa

Sobre este tema puedo hablar en primera persona. En esta casa trabajamos dos. Juntos, pero no revueltos. Mi mujer es traductora y yo soy programador.

Llevamos así mucho tiempo y somos eficientes y productivos.

En el aspecto laboral de nuestras vidas solo compartimos la conexión a internet y los almuerzos y las meriendas (sí, en plural). Nunca dejes de disfrutar de esos momentos.

También hemos trabajado por cuenta ajena, pero ahora somos los típicos freelancers puros, así que:

  • Tenemos muchos clientes, proveedores y colaboradores a los que ni siquiera conocemos en persona.
  • Gestionamos el tiempo de trabajo y el tiempo libre como queremos o como podemos, pero la responsabilidad es nuestra.
  • Disponemos de las mejores herramientas de trabajo que podemos comprar con nuestro dinero.
  • Siempre acondicionamos el mejor lugar de la casa para trabajar, con la mejor temperatura y la mejor iluminación.
  • Si hay que hacer un viajecito para ver a un cliente, pues se hace. Y, de paso, te tomas un día libre.
  • Podemos rechazar trabajos.
  • En ocasiones hemos trabajado formando parte de equipos dispersos en ciudades diferentes, pero siempre como freelancers responsables solo de una porción del trabajo completo.

En definitiva: nuestro trabajo está EN casa.

En teoría es una forma de vida estupenda, simplemente porque «trabajas en casa», y eso es un lujazo. Pero hay temporadas muy, muy largas en las que… «vives en el trabajo», y eso no mola.

El trabajo DESDE casa

No es un concepto nuevo. Muchas empresas permitían (y fomentaban) que se pudiera hacer parte del trabajo lejos de la sede principal. No suelen ser trabajos remotos al ciento por ciento: dos o tres días por semana en casa y dos o tres días en la oficina.

Esto no es «trabajar EN casa», es «trabajar DESDE casa», porque tu puesto de trabajo real sigue estando en tu empresa, no en casa. Y eso lo cambia todo.

A diferencia de los freelancers:

  • Conoces personalmente a tus compañeros/as, jefes/as o subordinados/as.
  • Mantienes un contacto permanente aunque no sea permanentemente presencial.
  • Puedes trabajar desde casa, desde una segunda residencia, o desde un hotel.
  • Tu horario es —o debería ser— el mismo que si fueras a la oficina. Tus responsabilidades también.

Las empresas que tienen implantada esta forma de trabajo:

  • Disponen ya de los medios tecnológicos para hacerlo.
  • Han ido perfeccionando sus protocolos.
  • Solo lo utilizaban en los puestos en los que es factible.
  • Tienen un nivel adecuado de seguridad informática (o deberían tenerlo).
  • Han ido perfeccionando sus habilidades personales, laborales y sociales para conseguir el nivel de productividad que se espera. Y en muchos casos han mejorado el rendimiento con respecto al trabajo presencial.

En la situación actual de confinamiento van a aumentar los días de trabajo remoto, pero nada más.

Si tu empresa es así, ¡enhorabuena! No deberías tener problemas, ni tú ni tu empresa. En estos días de urgencia y descontrol habrá parte del personal que se incorpore al trabajo remoto por primera vez, pero ya contáis con una cultura empresarial que lo facilita todo, y quienes tenéis experiencia podéis ayudar.

Lo tienes todo cubierto, y probablemente este artículo no pueda aportarte nada nuevo. No obstante, sigue leyendo. No todo el mundo tiene tu suerte.

El trabajo DESDE casa POR CULPA DEL PUÑETERO VIRUS

Esto sí que es nuevo. Aquí es donde puede surgir el desastre. Y casi todos los artículos, documentos y libros —buenos o malos— que vas a encontrar sobre el teletrabajo están pensados para el teletrabajo «normal», no para esta situación de emergencia.

El próximo artículo (en un par de días) lo dedicaré integramente a esta forma de teletrabajar. De momento me limito a describirla. ¿Te identificas?

  • Son empresas o profesionales que han tenido que zambullirse en el teletrabajo sin experiencia previa, por obligación y sin tiempo para prepararse.
  • No tienen los medios tecnológicos necesarios, ni en la sede central ni en los domicilios de los trabajadores.
  • No hay responsables con experiencia en organizar el trabajo en estas condiciones.
  • No se han ido a casa a trabajar solo los contables o los directivos, cuyo trabajo sería fácil de realizar en remoto, sino todo el personal.
  • Es posible que parte del personal de apoyo habitual haya entrado en un ERTE y falten personas que, hasta hoy, no se sabía que eran tan importantes.
  • En muchos casos, es probable que el lugar de trabajo dentro de la casa sea incómodo e inadecuado.
  • Y, lo peor: hay sectores en los que el trabajo remoto es extremadamente difícil y están luchando contra un enemigo formidable.

Si no se hacen las cosas con un poco de cabeza y un poco de cariño, el resultado puede ser desastroso, incluso peligroso y traumático.

No solo hablo de empresas. También hay colegios, asociaciones y entidades de todo tipo que se han visto abocados a trabajar desde casa como alternativa al cierre.

La productividad, desde luego, va a caer en picado. Las empresas en esta situación tendrán que ser comprensivas con su personal. Y los clientes de esas empresas, también.

Equipos internacionales, multiculturales y multidisciplinares

Gracias a la tecnología informática y de telecomunicaciones, una empresa con sede en Berlín puede tener un programador de Nueva Zelanda, un diseñador de Suecia, un experto en redes de Oregón, dar el soporte técnico desde Rumanía y tener los servidores en Singapur.

No estoy hablando de trabajadores freelance a los que se contrata para trabajos puntuales, ni de mano de obra tecnológica barata en Bangalore. Me refiero a personal en plantilla permanente, que en muchos casos son parte fundamental y fundacional de la empresa.

Estas empresas no tendrán problemas en la situación actual siempre y cuando sus productos o sus servicios sigan teniendo demanda y puedan cubrir esa demanda.

Empresas deslocalizadas

Son parecidas a las empresas del párrafo anterior, pero en estas lo habitual es mantener una sede central donde está el personal principal y subcontratar tareas específicas a empresas de servicios remotas en lugares con mano de obra especializada más barata: India, Rumanía, Marruecos…

No hablo de la mano de obra en estado de semiesclavitud que utiliza la industria textil o la electrónica de consumo. Me refiero a enormes equipos de programadores, servicios de atención al cliente y ejércitos de humanos contratados para crear perfiles falsos y pinchar en el botón like de los influencers de pacotilla.

Estas empresas trabajan siempre en remoto, obviamente. Pero si esos países llegan al cierre laboral para evitar contagios… el efecto sobre las empresas que los contratan va a ser tremendo. O si esas empresas tiene que cerrar temporalmente su negocio, tendrán que despedir a esos cientos de miles de trabajadores remotos. Un desastre, se mire como se mire.

El trabajo nómada

Si puedes trabajar simplemente con un portátil concectado a internet, puedes vivir en cualquier parte del mundo y cambiar de ciudad y país tanto como el pasaporte, el seguro médico y la familia te lo permitan. Hay sitios increíbles en los que solo has pensado como destino vacacional que pueden convertirse en tu oficina durante el tiempo que te apetezca, a mejor precio que un apartamento en Madrid, Londres o Berlín.

Con la crisis mundial del COVID-19… la cosa se ha complicado, lógicamente, y muchos estarán buscando la forma de repatriarse, salvo que les haya pillado en un sitio adecuado (mientras quede alguno).

El trabajo desde… ¡pero qué me estás contando!

Esta es la expresión más común en España. Somos un país basado en el sector de los servicios personales y presenciales. Y, obviamente, para muchas empresas el teletrabajo no es una opción. Lo mismo que para los artistas que necesitan público.

Las personas en esta situación alucinan cuando escuchan a las autoridades recomendar el teletrabajo.

Pero en este tema… lamentablemente, no puedo ayudar. Ni ayudar, ni opinar. Ya me gustaría tener alguna idea que pudiera servirle a alguien. Tan solo puedo mandar un abrazo de consuelo a quien lo esté viviendo.

En resumen:

La urgencia del momento está haciendo que todo el mundo se ponga a hablar y a escribir sobre el tema, dando pautas imposibles de cumplir o, simplemente equivocadas.

Por supuesto que puedes encontrar consejos y técnicas fabulosas, pero tienes que analizarlas con cuidado, teniendo en cuenta el contexto al que se refieren y las diferencias que hay entre las diferentes formas de teletrabajo que he intentado resumir.

En el segundo artículo me centraré en el TRABAJO DESDE CASA POR CULPA DEL PUÑETERO VIRUS, que es lo más urgente en este momento.

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